A través del prólogo de la película Le Mani Sulla Città de Francesco Rosi (1963) uno podría interpelar el rol del Estado en el desarrollo urbano y en el negocio inmobiliario.
El Estado es un poderoso agente que tiene una incidencia decisiva en el mercado de suelo urbano. Su análisis específico es importante no solo para comprender plenamente este mercado, sino para abordar un tema que tiene gran trascendencia tanto en el desarrollo urbano contemporáneo como en la vida social toda, a saber: la política estatal sobre el suelo.
Las inversiones del Estado en vialidad, en espacio público, en redes de servicios, etc., se asocian de manera muy generalizada con aumentos en los precios de terrenos particulares.
La incorporación de terrenos agrícolas a la ciudad, a través de la urbanización de los mismos vía extensión de infraestructura, no solo genera un enorme salto de renta (los terrenos agrícolas pasa a valer muchísimo más a partir de tener infraestructura), sino que eleva el precio del suelo y expulsa aún más lejos a aquellos sectores que no alcanzan ni pueden comprar tierras a esos precios, volviendo cada vez más inaccesible su derecho a habitar la ciudad.
Por esto, deberíamos preguntarnos previo a los proyectos urbanos y extensión de servicios por parte del Estado, quiénes son los propietarios que se beneficiarán de este salto de renta. Por lo general, los especuladores inmobiliarios (otros prefieren autodenominarse desarrolladores inmobiliarios) se anticipan comprando y urbanizando, y, como presenta la película, el negocio incluye el lobby a muchos políticos y técnicos para que tomen la decisión de beneficiarlos.
Finalmente, como vemos a menudo, las inversiones estatales en infraestructura tienen efectos positivos en terrenos cuyos propietarios no han intervenido de ninguna manera en este resultado. A ellos podría exigírseles que contribuyeran con todo o con una parte de estos beneficios adquiridos por ellos sin ninguna contraprestación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario